Hace unos años la revista Forbes España dio 10 razones para contratar a una persona que haya sido Scout:
https://forbes.es/empresas/9291/por-que-contratar-a-una-persona-que-haya-sido-scout/
Entre ellas se destacaba la experiencia
1. Trabajando en equipo,
2. Creatividad,
3. Capacidad de esfuerzo,
4. Escala de valores,
5. Liderazgo
Hoy voy a tratar de añadir otras 5 razones a la lista, especialmente desde el punto de vista del joven-adulto voluntario que entrega parte de su tiempo libre en formarse en una metodología de educación no formal (que ha conseguido adaptarse a los tiempos y ser innovadora tras cien años de vida) y en llevarlo a la práctica con total entrega a niños, niñas y jóvenes.
Mi esperanza es que el departamento de personal de Aubay Spain lo tenga en cuenta, los que somos padres y madres lo consideremos como una opción para nuestros hijos e hijas y que, si hay algún otro Scout (o familia Scout) en nuestra empresa (por estadística deberíamos ser unos cuantos) se sienta orgulloso de serlo… y, por qué no, sacar un amago de sonrisa.
Cinco razones (más) para contratar a un Scout
6. Están en constante desarrollo
Una característica clave del movimiento Scout es motivar siempre el crecimiento personal. Los retos y las metas no solo forman parte de la etapa educativa, se convierte en un estilo de vida que abarca diferentes áreas de la persona.
Eso nos lleva no solo a no tener miedo a asumir nuevos retos, si no a meternos en nuevos líos con frecuencia.
¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez? Si un Scout responde más de un mes, empieza a preocuparse.
7. Tienen capacidad para priorizar
Diferenciar lo Importante y lo Urgente, aprender a decir Sí y a decir No de una forma razonada, y no como respuestas por defecto… es algo que se entrena y se aprende.
Estamos acostumbrados a tener muchas tareas pendientes (los voluntarios no solo tienen tareas educativas, llevan también tareas de gestión de la asociación, subvenciones, aspectos legales de campamentos…) y sabemos diferenciar las prescindibles de aquellas que son claves y pueden marcar la diferencia.
Y sí, lo primero es lo primero, y lo primero son las personas.
8. Experiencia evaluando tiempos y recursos
La experiencia durante mucho tiempo autoevaluando los tiempos que nos puede llevar una tarea (teniendo en cuenta imprevistos) nos hace afinar bastante bien las previsiones, aunque aviso: solemos pecar de optimistas.
¡Ah! y sabemos pedir ayuda (aunque después de habernos buscado la vida, eso es cierto) y ofrecer ayuda.
El Scout trata de terminar lo que empieza (es uno de nuestros lemas) pero es consciente de que no tiene por qué hacerlo solo.
9. Curiosidad
Intentamos entender cada día un poquito mejor el mundo y la razón de las cosas.
Aprender que él “siempre se ha hecho así” no es una respuesta válida en ninguna circunstancia es una de las claves para evolucionar y adaptarnos a la realidad y centros de interés de los jóvenes (y también bastante válida para cuestionar y renovar algunos hábitos de los proyectos en los que trabajamos).
Todo lo que hacemos tiene sus objetivos y somos conscientes que, si dejas de cumplirlos o cambian los objetivos, hay que cambiar lo que hacemos.
No hay mejor entrenamiento para la curiosidad que observar la naturaleza.
10. Sonríe ante las dificultades
Si alguien me preguntara, dame una clave para identificar a un Scout sería esta: su actitud ante los problemas. Enfocados en la solución y con la capacidad para evaluar de forma efectiva a posteriori para aprender de la experiencia.
¿He dicho ya que a veces pecamos de optimistas? Puede ser, pero para alguien que ha vivido muchas y variadas dificultades y ha visto cómo se superaban trabajando unidos y dando cada uno lo mejor de sí…
Ser optimista en el fondo es la única manera de ser realista.